Como se lee en el Preliminar, la publicación del documento se debe a Francisco Cortina Portilla, quien adquirió las Memorias "de una nieta de Miramón radicada en la ciudad de Palermo, en donde, anciana y enferma, se mantenía entonces de dar clases de español" (IX).
El original consta de IX capítulos, que suman un total de 678 páginas; además se puede leer la correspondencia del general dirigida a su esposa durante los años de 1858 a 1867; como se puede inferir las cartas han sido útiles documentos para los historiadores del periodo. Tras la correspondencia aparece un "Manifiesto a la Nación", género político de orden cívico muy socorrido durante el siglo XIX en México y América Latina, dado el clima de constantes insurrecciones. Por medio de los manifiestos los caudillos de cada bando establecían un contacto con la población, a la cual informaban del partido que tomaban, las razones que los impulsaban y sus proyectos ideológicos; el manifiesto justifica el levantamiento y exhorta a los lecto-escuchas a participar de alguna manera. En este caso es el manifiesto que Miramón escribe a raíz de su nombramiento como Presidente de la Nación; podemos leer: "Sucesos ajenos a mi voluntad, y verdaderamente deplorables, me elevaron al puesto difícil de gobernante [...] he tenido que seguir una marcha incierta, vacilante, como quien camina por un terreno que no conoce, y tratando sólo de dominar las dificultades del día" (876). No se requiere de gran ingenio para percibir la fragilidad política de la presidencia del general Miramón.
Hay también en este volumen un "Extracto de la vida militar del general Miguel Miramón"; las "Cartas del general Miguel Miramón dirigidas al general Casanova" y la "Causa instruida al general Miguel Miramón".
Como se deja ver el trabajo de edición realizado por Felipe Teixidor dista mucho de los intereses que como editor tuvo E. Carballo cuando realizó su versión de la obra. Como vimos en clase, éste andaba en bsca de una novela romántica que guardara unidad en esos términos de novela sentimental. Mientras que Teixidor mantiene el dejo historiográfico que tienen siempre las Memorias, de ahí la diferencia en la edición, desde donde adivinamos la intención divergente de ambos editores.
Espero hayan disfrutado el texto de Carballo y sirva --como estas líneas-- para conducirlos hacia el texto íntegro.
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